lunes, 30 de julio de 2012

ASCENSO AL MANQUEHUE.

Último domingo en Santiago. El sábado decidimos que sería buena idea hacer algún ascenso con mochila para entrenar y ver en que estado físico nos encontramos para afrontar la expedición latinoamericana, que nos llevará durante meses desde la capital chilena hasta Ciudad de México.

Hace un día increible, ni una sola nube en el cielo, y un calor propio de la primavera. Parece que es el día perfecto para hacer un trekking de estas características. Vamos a subir el cerro Manquehue, un volcán extinto de 1640 metros. La caminata empieza en la sombra en donde el bosque protege los senderos, hoy repletos de gente, de la luz solar creando juegos de luces cuanto menos curiosos.
Conforme ascendemos, el camino se torna cada vez más difícil, empedrado y empinado, la vegetación comienza a ser menos densa y da paso a matorrales y cactus que crecen desafiando la gravedad en las ya escarpadas paredes del volcán. Las vistas son increíbles, se puede observar la cordillera de Los Andes perderse hacia el norte, asomando infinidad de picos de entre la bruma baja. También Santiago, que desde esta perspectiva se convierte en una maqueta, impresionante.
Tras una hora y veinticinco minutos soy el primero del grupo en hacer cumbre. Cinco minutos más tarde llega Ricardo. Un cóndor de unos 2 metros nos regala su vuelo. Nos quitamos las camisetas, sentimos el calor del sol, respiramos hondo y al mirar al horizonte desde esta posición privilegiada doy por inaugurada la siguiente etapa de mi vida.





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