jueves, 30 de agosto de 2012

El trekking del Inca mochilero.


20.08.2012

Llegar a la ciudad pérdida Inca de Machu Picchu es toda una aventura que comienza en Cusco.Hay varias opciones la rápida,cara y fácil que es coger un tren que te acerca hasta Aguas Calientes, el pueblo de Machu Picchu. Otra que es igual o más cara pero emocionante que es haciendo el Camino del Inca, que son 5 días de caminata. Y la tercera, la alternativa la que yo llamo el trekking del Inca mochilero, la opción más barata pero igual de interesante y sacrificada que la anterior.
Nosotros obviamente escogemos la última que es la que se ajusta a nuestro presupuesto de mochileros. Así que, el lunes por la mañana nos levantamos temprano para coger el minibus que nos llevará desde Cusco hasta Hidroeléctrica desde donde tendremos que caminar hasta Aguas Calientes siguiendo la vía del tren. Para llegar hasta aquí nos espera un trayecto de unas 7horas por carreteras sinuosas, peligorsas e infernales atravesando, la ya habitual compañera de viaje, Cordillera de Los Andes. Durante el viaje es dificil mantener el tipo, y acaba mareándose y lo que sigue casi la totalidad del grupo que viaja en el pequeño bus, por suerte nosotros si conseguimos sobrellevarlo.

Sin embargo,gracias a todas estas curvas que se enroscan en las laderas de las enormes montañas andinas podemos disfrutar de unos paisajes alucinantes. Éstos van cambiando desde que salimos de Cusco, al principio grandes llanuras donde pastan vacas y caballos, al fondo la verticalidad extrema de Los Andes peruanos, mucho más verticales y escarpados que los que he visto en Chile o Bolivia. En los valles y faldas, cruzamos pintorescos pueblos con paisaje y vegetación mediterránea como Ollantaytambo. Conforme ganamos altitud, la vegetación desaparece y ahora los protagonistas son los grandes cortados y acantilados, coronados con cumbres con nieves perpetuas y glaciares, realmente extremo y bonito. La sorpresa viene cuando cruzamos a la parte este de la Cordillera, el aire se torna cálido y húmedo la escasa vegetación de las alturas y los paisajes mediterráeos de los valles dan paso a la selva andina peruana. Las plataneras y las buganvillas de colores junto con las flores de ibisco tornan el paisaje en un espesa masa verde y tropical que tapiza las escarpadas laderas de las montañas. Nunca había pasado en tan pocos kilómetros por paisajes tan diferentes, pero es que aquí la grandiosidad de Los Andes hacen de frontera natural para los diferentes climas y por consecuencia, de los paisajes.

Entre curva y curva y una carretera sin asfaltar de apenas 3metros de ancho y con caídas al vacío de unos 400m llegamos a Santa Teresa, el pueblo donde se está construyendo la presa que hace de punto de partida a la caminata que te lleva hasta Aguas Calientes.
Es aquí donde comenzamos a andar siguiéndo las vías del tren y el río Urubamba, penetrándo en una densa selva digna de cualquier película de Indiana Jones. Disfrutamos del camino, con sus riscos desafiando las leyes de la física, las cumbres asomando entre la niebla producida por la vegtación, las cascadas y la mezcla de sonidos enigmáticos que salen de cada rincón. Empieza a atardecer y la jungla despierta, los primeros los mosquitos y en cuanto cae la última luz, otros insectos son los que iluminan nuestro camino. Infinidad de luciérngas blancas se encienden junto con las estrellas creando una atmósfera mágica que sólo había visto en películas de ciencia ficción como Avatar. Podría estar perfectamente en Pandora ahora mismo, y siento la aventura correr por mis venas.
Finalmente llegamos a Aguas Calientes, el pueblo donde pasaremos la noche para mañana ir en busca de la ciudad de Machu Picchu.






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